Empezaremos por entender que el término correcto es “Toxina Botulínica”, ya que “Bótox” es simplemente una marca de la misma. Ahora bien, la toxina botulínica es un complejo de proteínas producida por la bacteria Clostridium botilinum, bacilo gram positivo, esporulado y anaerobio.
Las preparaciones comerciales de toxina botulínica contienen la proteína purificada, durante el proceso de purificación se hacen repetidas mediciones de la potencia de la toxina para comprobar su seguridad y eficacia.
Antes de la inyección, el polvo se diluye en una solución salina. La cantidad que se inyecta es muy pequeña (varias billonésimas de gramo). La sustancia inyectada permanece en el sitio de la inyección y no entra en contacto con el resto de la economía.
La aplicación de la toxina botulínica se utiliza en tratamientos diversos, por ejemplo: hiperhidrosis, rehabilitación, migraña, bruxismo y envejecimiento.
Los resultados se manifiestan habitualmente días después de la inyección y son transitorios con una duración de entre 3 y 6 meses. La respuesta a la toxina puede variar en cada paciente, por eso al principio se administran dosis bajas, que pueden ser necesario aumentar en inyecciones sucesivas.
Recordemos que la toxina botulínica tiene efecto sobre el músculo.
Sitios más frecuentes de aplicación de la toxina botulínica:
Existen indicaciones muy importantes para el paciente las cuales incluyen el no masajear, evitar la exposición al sol y fuentes de calor, evitar hacer ejercicio y/o esfuerzos pesados y siempre acudir a una cita de revisión.
Los resultados van a depender de el organismo y cuidados de cada paciente.
Acude siempre con un profesional de la salud experto en la aplicación de la toxina botulínica y rejuvenece sin perder tu expresión.
Dr. Sinué Omar Orihuela García
México